Dado el alto grado de envejecimiento poblacional a nivel mundial, la demencia y la hipertensión se han convertido en dos condiciones sujetas a estudio científico.
Según un artículo publicado en Medscape, un nuevo estudio clínico determinó que los medicamentos para la hipertensión disminuyen a un 16% el riesgo de desarrollo de alzhéimer y un 18% la probabilidad de progreso de la demencia.
La investigación se realizó con una muestra aleatoria de 57.773 mil usuarios de Medicare. Los participantes contaban con una edad desde los 65 años y eran pacientes de hipertensión.
Como resultado, se halló que los tratamientos de medicamentos para la hipertensión estimulaban los receptores de angiotensina II del tipo 2 y 4. Estos receptores relajan las venas y arterias para disminuir la presión arterial y simplificar el bombeo de sangre al corazón.
Luego de ofrecer seguimiento a los participantes por 7 años, el estudio encontró una relación entre el consumo de los medicamentos de hipertensión con la reducción de 16% y 18% de las enfermedades que afectan la memoria.
Dichos hallazgos no son aislados. En 2021, una investigación arrojó que los medicamentos antihipertensivos que cruzan la barrera de protección de los vasos sanguíneos del cerebro se asociaban a un menor daño en la memoria.
En dicho estudio, se analizó la data de 12.849 participantes que utilizaban este tipo de fármacos. Al evaluar su nivel de aprendizaje, estado mental, velocidad del procesamiento de información, memoria y lenguaje, se encontró que estas personas tenían una memoria superior a los que no tomaban este tipo de medicamento.
Alzhéimer y demencia: ¿Cómo se diferencian?
Ambos tipos de enfermedad afectan la memoria y pueden afectar mayormente a la población envejeciente. No obstante, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) ha identificado diferencias entre cada condición.
Según establece la NIA, el Alzheimer es una enfermedad progresiva que ocasiona que las neuronas cerebrales sanas paren su funcionamiento y pierdan conexiones con el resto de las neuronas. Esta condición perjudica la capacidad del paciente de pensamiento, memoria y juicio.
Los primeros síntomas de alzhéimer comienzan con dificultad para expresarse, vago sentido de orientación y hasta problemas visuales.
De acuerdo con la NIA, a medida que se agrava la condición, el paciente puede presentar confusión, paranoia y alucinaciones. En la etapa final, la persona necesitará asistencia total de un cuidador pues pierde la capacidad para comunicarse.
La demencia también ocasiona pérdida del pensamiento, razonamiento y memoria. No obstante, en esta enfermedad el paciente también pierde sus capacidades motoras y se afecta su habilidad para realizar tareas de su rutina diaria. Al igual que el Alzheimer, al final de la condición, el paciente dependerá completamente de otras personas.
Al momento, no existe cura para este tipo de enfermedades. No obstante, los especialistas recomiendan mantener un estilo de vida sano para prevenirlas.