El virus del papiloma humano (VPH) ha sido objeto de numerosos mitos y malentendidos a lo largo del tiempo. Estas ideas erróneas pueden generar miedo y desinformación, lo que hace crucial abordar y desmitificar estos conceptos. A continuación, exploraremos algunos de los mitos más comunes sobre el VPH y proporcionaremos información precisa y actualizada de la mano de la Dra. Maricelly Santiago, científica y comunicadora en salud.
La galena compartió que esta es «una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes tanto en Puerto Rico como en el resto del mundo».
La singularidad del VPH, según nos ilustró la Dra. Santiago, radica en su método de reproducción único. «A diferencia de las bacterias o hongos, su método de reproducción es único», destacó y señaló que «si el virus no encuentra un hospedero adecuado, simplemente perece».
¿Cómo se reproduce el virus?
La entrada del VPH en el organismo marca el inicio de un proceso de reproducción acelerada y constante. La Dra. Santiago nos advierte que «si el virus logra hallar una célula sana en la que pueda insertarse o penetrar el cuerpo humano, puede subsistir y multiplicarse dentro de nosotros».
La velocidad con la que el VPH se replica emerge como un punto crucial en la narrativa de la Dra. Santiago. La fase inicial de la infección, a menudo asintomática, complica la detección temprana, lo que la Dra. Santiago señala como un desafío significativo. «La rapidez con la que el VPH se replica es una de las razones por las cuales este virus requiere una atención especial», enfatizó.
Asimismo, «el virus del papiloma humano puede coexistir con nuestro sistema inmunológico durante aproximadamente dos años», explicó, añadiendo que durante este tiempo, «el sistema de defensa trabaja incansablemente para controlar la infección». Sin embargo, llega un momento en el que el virus decide salir por sí mismo, marcando una fase crítica.
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¿Por qué es importante la prevención?
La prevención se convierte en el epicentro de la conversación de la Dra. Santiago, quien enumeró medidas esenciales, incluyendo la limitación de parejas sexuales y el uso de condones, mientras destacó que «la educación desempeña un papel fundamental; comprender a fondo este tema es esencial para tomar decisiones informadas».
La vacunación, presentada como un componente clave en la prevención, se ve respaldada por el énfasis de la Dra. Santiago en los rigurosos controles de seguridad y eficacia.
«La existencia de productos en el mercado implica que han pasado por exhaustivos controles para garantizar su seguridad y eficacia», destacó, disipando dudas potenciales sobre la vacunación.
Eliminemos las creencias erróneas
Desmitificar creencias erróneas forma parte esencial del mensaje de la Dra. Santiago. Con citas contundentes, como «La transmisión del VPH ocurre principalmente por contacto directo de piel a piel durante relaciones sexuales sin protección», despeja malentendidos sobre la transmisión en entornos comunes o mediante fluidos corporales.
En una inmersión detallada en las variedades del VPH, la Dra. Santiago diferencia entre tipos de bajo y alto riesgo. «Hay más de 150 tipos de VPH, y cada uno de ellos se identifica por un número único», reveló.
Las estadísticas impactantes sobre la prevalencia del VPH en Estados Unidos, donde se estima que 77 a 80 millones de personas están infectadas, subrayan la magnitud del problema. «Estos números ofrecen una visión general de la magnitud del problema y destacan la importancia de la conciencia, la prevención y la detección temprana del VPH», destacó la Dra. Santiago.
Asimismo, contó la importancia del llamado a conversaciones abiertas y honestas sobre la salud sexual.
«Discutir la historia médica, incluida la posible exposición al VPH, es crucial para prevenir la transmisión inadvertida del virus a otras personas», insistió.
La conclusión de la Dra. Santiago refuerza la importancia de las pruebas de rutina, como el Papanicolaou y la prueba del VPH, como herramientas clave para la detección temprana y la prevención de complicaciones asociadas con el VPH.
«La prueba del VPH ayuda a identificar la presencia del virus, mientras que el Papanicolaou examina las células cervicales en busca de cambios anormales», concluyó.
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