En el mundo de la salud renal, cada historia es única y emotiva debido a la impactante realidad de la enfermedad renal crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.
En este artículo, presentamos dos historias de lucha y esperanza en la batalla contra la enfermedad renal: la historia de Merilis Ramos Hernández, paciente que ha vivido durante 28 años con la necesidad de dializarse, y la de Ann Morales Torres, quien recibió hace seis meses un trasplante de riñón que le ha permitido recuperar su calidad de vida.
La historia de Ann
Ann Morales compartió con BeHealth que los primeros signos de su enfermedad renal se evidenciaron con hipertensión y proteinuria elevada en la orina cuando apenas tenía veintitantos años. Después de una biopsia, se determinó que no tenía diabetes, pero sí sufría de hipertensión e insuficiencia renal debido al síndrome de Alport, una forma hereditaria de inflamación del riñón (nefritis) causada por un defecto en un gen para una proteína en el tejido conectivo, llamada colágeno.
A pesar de que Ann inició su tratamiento para evitar llegar a diálisis, los síntomas seguían manifestándose y empeoraban cada vez más.
Finalmente, después de casi cinco años en hemodiálisis, entró en la lista de espera para trasplante y, en septiembre del año pasado, recibió un riñón. Desde entonces, Ann se siente feliz con su nueva oportunidad de vida y anima a Merilis, quien finalmente pudo entrar a la lista de espera para trasplante.
La historia de Merilis
Por otro lado, Merilis fue diagnosticada con síndrome de Alport a los trece años. Pronto inició tratamiento para evitar la progresión de la enfermedad, pero años después la diálisis era inminente.
“Yo estaba en segundo año de la universidad. Me dieron a escoger si hemodiálisis o diálisis peritoneal que son modalidades distintas. Yo escogí la peritoneal manual, que es cuatro veces al día”, comentó.
Merilis se trasplantó en 1999 sin éxito y al día siguiente tuvieron que retirar el órgano. Debido a sus complicaciones con la condición, no fue apta para seguir en la lista de espera. Sin embargo, en febrero de este año logró entrar nuevamente a la lista de espera.
“Para muchos ir a diálisis es el fin. La diálisis es una oportunidad más de vida. Si no existiera esa máquina, yo no estaría aquí. Yo he viajado y he hecho de todo; me falta tirarme de paracaídas”, comentó Merilis. Ella quiere seguir estudiando, esta vez trabajo social enfocado en pacientes renales.
Actualmente, a sus cuarenta y siete años, Merilis ha adaptado la diálisis a su vida diaria y se somete a hemodiálisis tres veces por semana a la espera de un nuevo riñón.
El proceso de Ann con el trasplante
Ann recibía tratamiento de hemodiálisis desde 2017 hasta que fue incluida en la lista de espera para un trasplante de riñón. Durante casi cinco años, se sometió a este tratamiento hasta que, el 2 de septiembre, a las 4:30 de la mañana, recibió la llamada que nunca olvidaría: habían encontrado un riñón compatible para ella.
Desde entonces han pasado más de seis meses desde la operación que se llevó a cabo en Dallas, Texas.
Respecto a su proceso Ann expresó:
«Siempre mantuve una actitud positiva durante todo el proceso. Se requiere de mucho carácter para enfrentar las complicaciones. Sin embargo, recuerdo que cuando me pusieron el catéter, salí llorando de la sala porque no entendía lo que estaba sucediendo. Con el tiempo y todos los procesos, uno aprende incluso términos que nunca antes había oído, gracias al apoyo de los seres queridos y familiares”.
«Me queda disfrutar de la vida y agradecer todos los días por la bendición que he recibido con el trasplante», concluyó.
Ambas historias son un testimonio de perseverancia y fuerza en la lucha contra la enfermedad renal crónica. A través de su experiencia, Ann y Merilis nos recuerdan la importancia de mantener una actitud positiva y el apoyo de los seres queridos en tiempos difíciles.