La combinación de la estimulación del nervio vago y una rehabilitación física intensiva demostró resultados positivos en la función de la mano y el brazo en pacientes con accidente cerebrovascular crónico (ACV), según los hallazgos más recientes de un ensayo controlado aleatorio.
El estudio, se presentó en la Conferencia Internacional sobre Accidentes Cerebrovasculares 2024 (ISC 2024), en Phoenix, Arizona, por Teresa J. Kimberley, PhD, profesora de ciencias de la rehabilitación y fisioterapia en el Instituto de Profesiones de la Salud MGH en Boston, Massachusetts, quien describió la intervención de estimulación del nervio vago como «un rayo extraordinario de esperanza para aquellos afectados por accidente cerebrovascular crónico».
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Esta investigación, se enfocó en pacientes que habían experimentado un ACV entre 9 meses y 10 años atrás, mostrando beneficios consistentes a lo largo de este período, como por ejemplo, mejoras en la función de la mano y el brazo hasta por 1 año fue particularmente alentadora.
«Aunque no observamos mejoras significativas después del período inicial de tratamiento intensivo, el hecho de que los beneficios perduraran durante un año es un resultado positivo», señaló Teresa J. Kimberley. «En estudios previos sobre accidentes cerebrovasculares crónicos a largo plazo, rara vez se encuentra un mantenimiento del beneficio durante el seguimiento, y generalmente se observa una pérdida gradual de los beneficios a corto plazo de las intervenciones de rehabilitación con el tiempo. Estos hallazgos son notables y significativos».
VNS-REHAB: Tratamiento
El ensayo pivotal VNS-REHAB contó con 108 individuos que habían experimentado un accidente cerebrovascular, presentando deterioro moderado a severo en la función del brazo o la mano. A través de una asignación aleatoria, algunos recibieron rehabilitación específica de la tarea junto con estimulación activa del nervio vago, mientras que otros fueron sometidos a una simulación de estimulación del nervio vago.
Durante un año, ambos grupos siguieron un programa activo de ejercicios domiciliarios que involucraba estimulación del nervio vago. Después de este período, se registraron cambios desde el inicio en ambas medidas de evaluación. Se recopilaron datos de 74 participantes después de 1 año, con algunos no disponibles, principalmente debido a la pandemia de COVID-19.
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Los resultados a 1 año revelaron mejoras significativas tanto en las puntuaciones de Fugl-Meyer Assessment-Upper Extremity (FMA-UE) como en las del Wolf Motor Function Test (WMFT) en comparación con el inicio del tratamiento. La puntuación de FMA-UE experimentó un aumento de 5.3 puntos, mientras que la puntuación de WMFT mejoró en 0.51 puntos.
Aunque el cambio en la puntuación de FMA-UE a 1 año no difirió significativamente de la puntuación después del período aleatorizado inicial del ensayo, la puntuación de WMFT mostró una mejora adicional de 0.09 puntos.
La fase de tratamiento en el hogar involucró a los pacientes activando la estimulación del nervio vago mientras usaban o ejercitaban la mano o el brazo (hasta cuatro veces al día). Esta práctica, según explicó la doctora líder del estudios, busca potenciar los efectos de la fisioterapia o el ejercicio.
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«Lo notable de este estudio es que los hallazgos son consistentes en estos tres dominios. Las personas mejoraron en la medida de deterioro, la medición de la actividad y las medidas de calidad de vida, lo que sugiere que estos hallazgos son realmente sólidos», comentó.
«Sabemos por la literatura cuánto de un cambio en cada una de estas puntuaciones se considera clínicamente significativo, y aproximadamente un 50 por ciento de todas las personas experimentaron mejoras clínicamente significativas tanto en las puntuaciones de FMA como en las de WMFT», añadió.
A pesar de la realización del estudio durante la pandemia de COVID-19, los resultados positivos fueron notorios. Kimberley sugirió que factores como el aislamiento y la ansiedad podrían haber tenido un impacto adverso, pero la mejora inicial se mantuvo. Además, mencionó un ensayo piloto anterior con seguimiento de 3 años, que demostró mejoras continuas a largo plazo en 15 pacientes.
La tecnología: otro factor
Según Teresa J. Kimberly, la tecnología empleada implica un electrodo implantado en el cuello y un generador de pulsos implantado en la pared torácica, por lo que recomendó que los pacientes deberían poder utilizar el tratamiento de estimulación nerviosa de por vida, aunque se pueda requerir el cambio de la batería después de algunos años.
El dispositivo utilizado en este estudio, el Vivistim (MicroTranspondedor), recibió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) para su uso en pacientes con accidente cerebrovascular en 2021. Actualmente, es el único dispositivo de estimulación del nervio vago aprobado para el ictus, aunque existen dispositivos similares utilizados en el tratamiento de la epilepsia y la depresión.
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Es importante señalar que los participantes en este ensayo tenían un deterioro moderado a grave en la función de la mano/brazo, excluyendo a aquellos sin movimiento en la mano o el brazo, así como a personas con discapacidades leves que probablemente no desearían someterse a esta cirugía.
¿Sabías qué…? Para la experta, aproximadamente 7 millones de personas en los Estados Unidos viven con un accidente cerebrovascular crónico, y se estima que el 75% de ellas presentan algún impedimento en la mano o el brazo. A pesar de esto, la mayoría de los pacientes con ACV desconocen este nuevo tratamiento, y hasta los neurólogos especializados a menudo no están al tanto de esta novedosa terapia.
Opiniones expertas:
El Dr. Joel Stein, presidente del Departamento de Rehabilitación y Medicina Regenerativa del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York, dijo: «Hemos tenido muchos candidatos, muchas formas de estimular potencialmente el cerebro para estimularlo o ayudarlo a recuperarse, pero este es el primer tratamiento que realmente ha cumplido con el estándar para convertirse en un tratamiento aprobado por la FDA para facilitar la recuperación después de un accidente cerebrovascular. Y eso es terriblemente importante».
Fuente: MedScape