En Puerto Rico, al igual que en muchas partes del mundo, el accidente cerebrovascular (ACV) representa una preocupación de salud pública significativa. Se estima que el ACV es la tercera causa de muerte en la isla, lo que subraya la urgente necesidad de una atención integral y oportuna para abordar este desafío médico. Como señala el doctor Ángel Dávila, emergenciólogo y presidente del Comité de Equidad de la American Heart Association, «es crucial entender esto, ya que, desafortunadamente, en Puerto Rico, el accidente cerebrovascular es la tercera causa de muerte, aunque en Estados Unidos ha descendido a la quinta causa.»
Factores de riesgo y tipos de ACV
Una de las complicaciones que pueden predisponer a un individuo a sufrir un ACV es la enfermedad arterial periférica (EAP). La EAP se caracteriza por la acumulación de placas en las arterias que reducen el flujo sanguíneo hacia las piernas y los pies. Más preocupante aún, algunos estudios sugieren que esta condición puede aumentar el riesgo de padecer un ACV.
Como explica el doctor Dávila, «la presencia de la enfermedad arterial periférica puede aumentar el riesgo de lo que se conoce como enfermedad cerebrovascular, lo que podría resultar en accidentes cerebrovasculares».
Lee más: Calambres, cansancio y adormecimiento en las piernas: síntomas de enfermedad arterial periférica
Por ende, es crucial comprender los dos tipos principales de ACV: el isquémico y el hemorrágico. En el caso del ACV isquémico, se forma un coágulo que bloquea el flujo sanguíneo hacia el cerebro, mientras que en el ACV hemorrágico, se produce la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Como destaca el doctor Dávila, «es crucial entender esto, ya que desafortunadamente, en Puerto Rico, el accidente cerebrovascular es la tercera causa de muerte».
La disponibilidad de tratamientos efectivos para el ACV es un aspecto crítico en la atención de esta condición médica. Actualmente, solo hay un centro hospitalario en Puerto Rico que ofrece trombolíticos, los medicamentos utilizados para disolver los coágulos y restablecer el flujo sanguíneo y el oxígeno al cerebro. Sin embargo, como señala el doctor Dávila, «el motivo por el cual otros hospitales no cuentan con este tratamiento se debe principalmente al costo».
Importancia de la intervención rápida
La rapidez en la atención médica es fundamental en el tratamiento del ACV. La regla del «tiempo es cerebro» subraya la importancia de la intervención médica dentro de una ventana de tiempo limitada para maximizar las posibilidades de recuperación y minimizar las secuelas. Como menciona el doctor Dávila, «es crucial actuar con rapidez, ya que el tiempo es fundamental en estos casos».
La prevención juega un papel crucial en la reducción del riesgo de ACV. Adoptar un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular, una dieta balanceada y la abstención de hábitos perjudiciales como fumar puede ayudar a mantener la salud cardiovascular y reducir las probabilidades de sufrir un evento cerebrovascular. Como destaca el doctor Dávila, «dejar de fumar sería extremadamente beneficioso para reducir este riesgo».
La educación pública sobre los signos de alerta del ACV es fundamental para garantizar una respuesta adecuada en caso de emergencia. La rápida identificación y el transporte a un centro médico adecuado pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, así como entre la recuperación completa y la discapacidad permanente. Como enfatiza el doctor Dávila, «es importante actuar con prontitud ante cualquier señal de alerta».
Te puede interesar: EAP: factor de riesgos Cerebrales y Cardiovasculares