Un estudio reciente presentado en el Congreso anual del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos ha revelado que escuchar música podría ser una estrategia útil y accesible para favorecer la recuperación de los pacientes tras una cirugía. Liderado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California Northstate, este trabajo destaca cómo la música puede reducir el dolor, la ansiedad y la frecuencia cardíaca, brindando beneficios adicionales al proceso de sanación.
Tras revisar 3.736 estudios, los investigadores seleccionaron 35 que ofrecen datos sólidos sobre el impacto de la música en pacientes quirúrgicos. Los resultados son alentadores: la música disminuye la percepción de dolor y reduce la necesidad de analgésicos, a la vez que estabiliza la frecuencia cardíaca, lo que contribuye a una recuperación más segura y tranquila.
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Uno de los efectos más notables observados fue la disminución del dolor. Los pacientes que escucharon música reportaron un 19% menos de dolor en la Escala de Calificación Numérica y un 7% menos en la Escala Visual Analógica, en comparación con aquellos que no utilizaron este recurso. Además, los niveles de ansiedad disminuyeron en promedio un 3%, lo que sugiere que la música ayuda a crear un ambiente más relajado y seguro para la recuperación.
Menor consumo de analgésicos
En promedio, los pacientes que escucharon música requirieron menos de la mitad de la dosis de morfina que aquellos que no lo hicieron. Esta disminución reduce el riesgo de efectos secundarios asociados a los analgésicos y podría ayudar a reducir el riesgo de dependencia en el largo plazo.
Un efecto adicional y clave de la música es su capacidad para reducir la frecuencia cardíaca en aproximadamente 4.5 latidos por minuto. Mantener una frecuencia cardíaca estable y saludable facilita la circulación de oxígeno y nutrientes hacia las áreas operadas, lo que es esencial para una sanación eficaz.
“La música es una herramienta simple y asequible para mejorar la experiencia de los pacientes, ayudándoles a sentir menos dolor,” comentó Shehzaib Raees, uno de los autores. A diferencia de otras terapias que requieren actividad o concentración, la música es pasiva y se puede implementar de inmediato en el postoperatorio, sin costes significativos ni esfuerzo adicional por parte de los pacientes.
Con planes para lanzar un programa piloto en entornos quirúrgicos y de cuidados intensivos, el equipo de California espera explorar más a fondo el uso de la música en este contexto.
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