Es obvio que los que velan principalmente por tu corazón a nivel médico son tu médico primario y tu cardiólogo. Pero no es secreto para nadie que los niveles altos de colesterol y/o triglicéridos no son lo único que afecta adversamente la salud cardiaca.
Sabemos que los cambios en estilos de vida, como la dieta y los ejercicios, siempre van a aportar a una mejor salud cardiovascular. Y aunque nos de trabajo, generalmente buscamos alternativas en esas áreas. Lo que no siempre hacemos es observar qué pensamientos y emociones están elevando no solo nuestros niveles de estrés y ansiedad, sino también impactando negativamente la salud de nuestro corazón. Los médicos nos pueden ayudar con medicamentos o procedimientos, pero la única persona que puede realmente cuidar sus latidos eres tú, tomando responsabilidad por la forma en que estás interpretando la vida.
Y hablo de “interpretar” porque todo comienza por ahí, por el cristal a través del cual estás observando lo que te ocurre. Porque lo cierto es que no hay forma de controlar la gran mayoría de los golpes llegan con la vida: la ansiedad de la incertidumbre; los dolores de las pérdidas; o los estresores que vienen con los cambios inesperados. Eso no lo podemos controlar. Pero sí puedes controlar la forma en que reaccionas a ellos. Es posible que pienses que tienes las respuestas, que tú sabes qué exactamente es lo que toca tus botones de ansiedad, miedo y dolor, y que sabes cómo manejarlo. Pero es de personas emocionalmente inteligentes admitir cuando necesitamos ayuda, y cuando necesitamos hablar.
El tener a nuestro alrededor seres con quienes podemos hablar de aquello que nos duele o agobia puede ser un primer paso hacia una relación más saludable con nuestro corazón. Y cuando me refiero a “hablar” no quiero decir quejarnos, porque son dos cosas muy diferentes. Esa comunicación emocional nos permite en ocasiones ver las cosas desde otra perspectiva y con más claridad; soltar la tensión que se acumula cuando nos encerramos en nosotros mismos; identificar soluciones que tal vez no habías visto antes; y, sobre todo, reconocer que no estamos solos, que otros están pasando o han pasado por lo mismo que uno y lo han trascendido. Yo he tenido mis psicólogas a través de los años, pero tengo que admitir que no sé que me hubiese hecho sin mi círculo de amigas, esas que han sido apoyo cuando más lo he necesitado.
Busca la forma de identificar estos cuidadores de tu corazón entre tus familiares o amistades. Y si sientes que no hay nadie en tu grupo cercano en quien puedas confiar, busca ayuda con un profesional de la salud mental en el área de la consejería, psicología o coaching, que pueda escucharte objetivamente y con quien puedas desahogarte y buscar alternativas.
Y de la misma forma que hablando sanamos y cuidamos de nuestros corazones, lo hacemos también distanciándonos de personas tóxicas a nuestro alrededor. Hay quienes nos fortalecen y hay quienes nos roban paz y felicidad. Y es nuestra responsabilidad como guardianes principales de ese corazón, tomar decisiones, a veces difíciles, en torno a como vamos a manejar a estas personas. Las personas tóxicas pueden hacernos sentir ansiosos, inseguros, menospreciados e impotentes, entre muchas otras emociones que inevitablemente nos impactan a nivel físico.
Es completamente válido remover a estas personas de nuestras vidas o distanciarnos de ellas. Es un simple acto de supervivencia emocional. Sin embargo, habrá ocasiones en que será difícil separarnos de estos chupacabras emocionales porque, o pertenecen a círculos familiares e íntimos, o trabajamos de cerca con ellos. Ahí entra entonces nuestra capacidad para transformar la molestia que nos causan en sentido de compasión y empatía hacia ellos y de esa forma no permitir que nos roben la paz.
Te invito a que te conviertas en capitán o capitana de ese equipo que designarás como cuidador de tus latidos: personas que te quieran bien, que te escuchen y que te den un halón de orejas también cuando lo necesites. No solo te convertirás en una persona más feliz, sino que tu corazoncito te lo agradecerá regalándote salud.