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Salir a comer con problemas intestinales: ¿Qué tener en cuenta?

La alimentación es uno de los factores a los que más importancia deben prestarle los pacientes con enfermedad inflamatoria de intestino (EII). Sin embargo, no te debes cohibir si quieres salir a probar un nuevo restaurante junto a tu pareja, amigos o familiares. Por eso, te dejamos algunas recomendaciones.

Lo primero que debes identificar son los alimentos que sabes que exacerban tu condición. Es decir, los que aumentan el dolor abdominal o propician que tengas diarrea o algunos de los molestos síntomas que suelen desarrollar la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.

La planeación para salir a comer, así como para cualquier actividad fuera de tu casa, es esencial para que la condición que te fue diagnosticada no te juegue una mala pasada. Por ello, si te prescriben algún medicamento para tu condición, no olvides ingerirlo en las horas indicadas. 

La comunicación es clave. Por eso, infórmale a tus acompañantes que existen algunos alimentos que podrían incidir negativamente en el estado de tu EII. Además, puedes recibir con antelación la carta del restaurante que visitarás para que sepas qué puedes comer y qué no.

Existen varios establecimientos donde venden alimentos personalizados; por ello, una de las opciones es que llames al restaurante y les pidas que le quiten algún ingrediente, especia u cualquier otro alimento al plato que consumirás.

Por lo general, es recomendable que los pacientes con Crohn y colitis consuman alimentos bajos en fibra porque, en la mayoría de casos, suelen aumentar la diarrea y la sensación incontrolable de ir al baño.

Además, se aconseja que los alimentos estén bien cocidos debido a que, en algunas ocasiones, los platillos que están a medio cocinar también podrían generarle una difícil sintomatología al paciente.

Cuida las porciones. No es recomendable que consumas un plato muy grande con el que puedas quedar muy lleno y te pueda causar gases o flatulencias. De hecho, si puedes llamar al hotel, consulta qué tan grandes son las porciones y así podrías regular lo que consumes.

De hecho, para que no vayas con tanta hambre, los nutricionistas recomiendan que esta población consuma, al menos, cinco comidas al día distribuidas en diferentes horas. Esto no solo contribuirá con tu digestión, sino que también evitará que tengas atascones y el hambre te juegue malas pasadas.

El líquido también es indispensable. El agua, como en la mayoría de los casos, es una de las principales aliadas para beneficiar la hidratación y así evitar que los jugos artificiales y colorantes que tienen los refrescos o bebidas gaseosas te causen anomalías intestinales.

En cuanto a las proteínas, intenta evitar las carnes rojas y si lo haces, que estén bien cocinadas. Sin embargo, si puedes elegir pescado azul o pollo, dependiendo de qué tan bien te hagan, opta por estos alimentos. Las dietas ricas en frutas y verduras, como la mediterránea, también pueden ayudarte. 

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