Hace algunos años, un equipo de investigadores del Hospital Clínic de Barcelona, dirigido por el neurólogo Alex Iranzo, descubrió una relación sorprendente entre el trastorno de la conducta del sueño REM y enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y la demencia con cuerpos de Lewy.
Este trastorno, que afecta principalmente a hombres mayores de 50 años, se manifiesta con conductas motoras vigorosas mientras se duerme, pesadillas vívidas y una falta de relajación muscular durante la fase REM del sueño. Las personas que lo sufren suelen tener sueños intensos y violentos, como ser atacados o perseguidos, y a menudo terminan gritando, pateando, dando puñetazos, e incluso cayendo de la cama.
Este trastorno no solo interrumpe el sueño, sino que, según los estudios de Iranzo, podría ser una de las primeras señales de algo mucho más grave: el párkinson. En 2006, Iranzo publicó un estudio en The Lancet Neurology, en el que sugería que el trastorno de la conducta del sueño REM podría ser un síntoma temprano de la enfermedad de Parkinson. La investigación también reveló que el riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa aumenta drásticamente con el paso del tiempo. A los cinco años de haber sido diagnosticado, el riesgo de desarrollar párkinson o demencia podría alcanzar el 33,1%, y a los 14 años, este riesgo subiría a más del 90%.
Proteína alfa-sinucleína, la clave para comprender el progreso de la enfermedad
Desde ese primer hallazgo, Iranzo y su equipo han seguido investigando cómo se relaciona la acumulación de la proteína alfa-sinucleína con estos trastornos. Esta proteína, que se acumula en el cerebro y se asocia tanto al párkinson como a la demencia con cuerpos de Lewy, ha sido detectada en los cerebros de personas con trastorno de la conducta del sueño REM, incluso antes de que desarrollen los síntomas típicos de estas enfermedades. Aunque inicialmente se detectó de manera indirecta en el líquido cefalorraquídeo, la verdadera confirmación de su presencia solo se podía obtener analizando el cerebro de pacientes fallecidos.
Gracias a las generosas donaciones de pacientes, Iranzo logró analizar los cerebros de 20 personas que habían padecido el trastorno de la conducta del sueño REM. De estos, 17 habían desarrollado párkinson o demencia con cuerpos de Lewy, mientras que los otros tres solo mostraban el trastorno del sueño REM sin signos de enfermedades neurodegenerativas.
El análisis, publicado en The Lancet Neurology, reveló que la proteína alfa-sinucleína estaba presente en el cerebro de todos los pacientes, independientemente de si habían mostrado síntomas de párkinson o demencia. En aquellos que no presentaban síntomas evidentes, la proteína se localizaba principalmente en el tronco del encéfalo, una zona crítica que regula funciones motoras y el sueño.
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Un avance hacia un diagnóstico más preciso y personalizado
Este estudio ha abierto una nueva perspectiva sobre cómo podrían diagnosticarse las enfermedades neurodegenerativas en el futuro. Los investigadores han observado que, en casos avanzados, los cerebros de los pacientes con párkinson o demencia con cuerpos de Lewy también tienen depósitos de otras proteínas asociadas con otras patologías, como el alzhéimer. Esta coexistencia de proteínas podría ser clave para entender cómo se desarrollan y se diagnostican estas enfermedades.
Este avance también señala una posible transición hacia un diagnóstico molecular más preciso. Así como en el campo del cáncer se ha avanzado hacia diagnósticos basados en marcadores moleculares, lo mismo podría suceder con el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. Este enfoque permitiría personalizar los tratamientos, adaptándolos a las características particulares de cada paciente.
El tratamiento temprano como esperanza para los pacientes
Uno de los aspectos más esperanzadores de este estudio es la posibilidad de intervenir mucho antes de que los síntomas clásicos del párkinson o la demencia aparezcan. Iranzo y su equipo sugieren que, dado que el trastorno de la conducta del sueño REM es uno de los primeros signos visibles, podría ser el momento ideal para aplicar tratamientos que apunten a la proteína alfa-sinucleína antes de que cause daño irreversible en el cerebro. De hecho, se están llevando a cabo ensayos clínicos con fármacos que intentan frenar el progreso de estas enfermedades neurodegenerativas.
El neurólogo Gerard Mayà, que también participó en el estudio, comenta que esta investigación podría cambiar la forma en que tratamos el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. Si los medicamentos se administran en fases tempranas, cuando la proteína alfa-sinucleína solo está afectando el tronco del encéfalo, es posible que podamos prevenir el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Un futuro prometedor en la lucha contra el párkinson y la demencia
A medida que se avanza en la investigación y los ensayos clínicos, el futuro de los pacientes con trastorno de la conducta del sueño REM parece más prometedor. Si los tratamientos neuroprotectores pueden ser administrados antes de que la enfermedad de Parkinson o la demencia se manifiesten plenamente, se podría frenar la progresión de la enfermedad y ofrecer a los pacientes una mejor calidad de vida. Iranzo y su equipo continúan trabajando incansablemente en este objetivo, con la esperanza de que en un futuro no muy lejano, el diagnóstico temprano y los tratamientos personalizados hagan una gran diferencia en la vida de aquellos afectados por estas enfermedades neurodegenerativas.
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