La artritis psoriásica (AP), una enfermedad autoinmune que afecta a algunas personas con psoriasis, ejerce un impacto en diversas minorías étnicas, personas LGBTQ+, individuos de bajos ingresos y aquellos con discapacidades múltiples. Estas comunidades enfrentan desafíos únicos que agravan los efectos de esta condición crónica como dificultad en acceso a la atención médica como de calidad de vida.
Según un artículo de Arthritis Foundation, las minorías étnicas, como los afroamericanos y los latinos en los Estados Unidos, enfrentan desafíos en la atención médica para condiciones como la artritis psoriásica. Por ejemplo, estudios han demostrado que los afroamericanos tienen una mayor prevalencia de artritis reumatoide, una enfermedad relacionada, pero pueden recibir diagnósticos más tardíos y menos tratamientos efectivos.
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Por su parte las personas LGBTQ+ también enfrentan barreras significativas en la atención médica, incluyendo el tratamiento de la artritis psoriásica. Por ejemplo, las personas transgénero pueden experimentar discriminación y falta de comprensión por parte de los proveedores de salud, lo que puede dificultar el acceso a diagnósticos precisos y tratamientos efectivos ante la falta de seguro médico y el estrés asociado con la identidad de género y la orientación sexual, que pueden contribuir a la severidad de los síntomas de la artritis psoriásica.
Las personas de bajos ingresos enfrentan desafíos adicionales debido a limitaciones económicas. Por ejemplo, enfermedades como la osteoartritis afectan desproporcionadamente a individuos con ingresos bajos, quienes pueden enfrentar dificultades para acceder a medicamentos costosos o tratamientos especializados. La falta de seguro médico y la dependencia de servicios de salud públicos pueden llevar a un manejo inadecuado de la condición y a una mayor discapacidad a largo plazo.
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Las personas con discapacidades múltiples, como aquellos con artritis reumatoide y fibromialgia, enfrentan desafíos únicos en el manejo de la artritis psoriásica. Finalmente, la necesidad de coordinación entre diferentes especialidades médicas puede resultar en un manejo fragmentado de la atención, exacerbando los efectos adversos de la enfermedad.