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Hemorroides: cómo vivir con esta condición

Lo primero que hay que aclarar es un hecho muy simple: ¡todos tenemos hemorroides! Llegamos al mundo con hemorroides, que no son más que pequeños » bultos» venosos más o menos evidentes al final del canal anal, que sirven para mejorar la sensibilidad y la continencia de la zona anal.

Lo primero que hay que aclarar es un hecho muy simple: ¡todos tenemos hemorroides! Llegamos al mundo con hemorroides, que no son más que pequeños » bultos» venosos más o menos evidentes al final del canal anal, que sirven para mejorar la sensibilidad y la continencia de la zona anal.

Por lo tanto, representan una característica anatómica normal de este sitio, aunque presentan una variabilidad individual que lleva a algunas personas a tener nódulos hemorroidales más o menos voluminosos. A nivel de los plexos hemorroidales puede surgir, por lo tanto, un proceso patológico que conduce a lo que se denomina enfermedad hemorroidal.

Se trata de una afección bastante extendida: entre el 5 y el 10% de la población está afectada por la enfermedad hemorroidal, y la incidencia aumenta con la edad: a partir de los 50 años de edad, se encuentra un cuadro patológico en alrededor del 40% de la población, aunque a menudo poco sintomático o transitorio.

¿Hay alguna condición que pueda promover la aparición de hemorroides?

Definitivamente hay una predisposición individual y hereditaria. Lo que se hereda es, en realidad, el tipo de tejido conectivo que soporta las hemorroides: bajo ciertas condiciones de estrés, en algunos individuos este tejido cede más fácilmente y puede dar lugar a un prolapso más evidente.

Los factores que predisponen a la aparición de la patología son, en cambio:

  • Las condiciones de estasis circulatoria a nivel de la pequeña cuenca, con la consiguiente congestión de los plexos venosos.
  • La pobre dieta de fibras y las condiciones de estreñimiento crónico, con la necesidad de un empuje prolongado
  • El hábito de pasar mucho tiempo sentado en el baño leyendo.
  • Embarazo
  • Algunos hábitos alimenticios (comida picante, pimienta, alcohol…)

¿Puedes vivir con hemorroides?

Dada la extensión del problema de las hemorroides y la cantidad de patologías que se manifiestan con síntomas a nivel anal, se han propuesto -y se han ensayado- los más variados intentos de aliviar el malestar y el dolor.

Incluso hoy en día, algunos remedios de medicina popular se siguen utilizando, con resultados más o menos válidos. Esencialmente, una cantidad de hierbas tienen efecto en la reducción del edema, la hinchazón y el dolor.

Los medicamentos modernos para la patología de las hemorroides a menudo se basan en extractos de hierbas, combinados y dosificados de diversas maneras, para lograr su efecto curativo. Muchas empresas farmacéuticas se dedican a ofrecer preparados locales y sistémicos, en comprimidos, sobres, viales, que en realidad ayudan a resolver problemas agudos.

El tratamiento conservador de la patología de las hemorroides se basa en algunas piedras angulares universalmente reconocidas:

Corrección de los hábitos alimenticios

La dieta en caso de patología de las hemorroides tiene como objetivo principal la prevención del estreñimiento, que casi siempre interviene como factor determinante de la aparición de marcos patológicos. Por lo tanto, es importante asegurar una ingesta constante de fibra dietética y abundante agua.

Las fibras contenidas en la dieta deben elaborarse especialmente con alimentos, tratando de dar prioridad a las solubles; alternativamente, hay varios suplementos dietéticos específicos basados en fibras solubles.

Igualmente importante es la ingesta de dosis adecuadas de microorganismos probióticos (bacterias fisiológicas) y moléculas prebióticas (polisacáridos y fibra dietética). La actividad de la flora bacteriana intestinal promueve la liberación de moléculas que mejoran el trofismo y el funcionamiento de la mucosa intestinal (ácido butírico y poliaminas). Los probióticos también pueden tomarse mediante suplementos y medicamentos específicos.

Como ya se ha mencionado, algunos alimentos deben evitarse definitivamente durante las crisis hemorroidales.

La dieta debe tratar de evitar someter al intestino a cualquier forma de estrés químico-farmacológico, previniendo la irritación, la inflamación y, por consiguiente, la vasodilatación (que contribuiría a desencadenar o empeorar las hemorroides).

Las especias pueden ser muy irritantes localmente. Deben evitarse las moléculas picantes como: capsaicina, piperina, gingerol, isotiocianato y alicina, normalmente contenidas en el chile, la pimienta, el rábano picante, la mostaza, el jengibre, el wasabi, el rábano, el ajo, la cebolla, el chalote, etc.

También están contraindicadas las moléculas nerviosas como el alcohol etílico, la cafeína, la teína, la teobromina, que se encuentran fácilmente en las bebidas alcohólicas, el té fermentado, el café, el cacao, el chocolate.

Incluso en caso de estreñimiento, es importante no utilizar laxantes osmóticos (lactulosa, sorbitol, etc.) y/o irritantes (antraquinona, fenolftaleína, etc.): su efecto sobre las mucosas es aumentar la inflamación local. Los preparativos de elección para ayudar a la evacuación son los de base de fibras, tanto naturales (extractos de psyllium…) como artificiales (Macrogol).

Estas fibras no son digeridas y su propósito es absorber agua durante el tránsito intestinal para hacer que la masa fecal sea más voluminosa y suave, creando menos problemas durante la defecación. Precisamente por esta razón, es esencial tomar una gran cantidad de agua durante el día: al menos 2 litros por día es la cantidad óptima para hidratar la fibra tomada con la dieta.

Corregir la higiene local

La higiene íntima debe cuidarse todos los días, especialmente durante la fase aguda, en la que se debe prohibir el uso de agua demasiado caliente y de detergentes agresivos. Es aconsejable utilizar agua no demasiado caliente o fría: la temperatura a 35-38 grados corresponde a la de nuestro cuerpo, y es ideal para no dar estímulos excesivos a la parte que ya está más sensible de lo habitual.

Los jabones para la higiene íntima deben tener un pH fisiológico (5,5). Después de enjuagar cuidadosamente la zona, el secado debe hacerse con una toalla limpia evitando frotar la zona; es mucho mejor frotar suavemente.

Cuando se está fuera de casa puede ser difícil lavarse con agua, sin embargo es bastante fácil llevar siempre toallitas húmedas, utilizando productos delicadamente formulados -toallitas especiales para uso proctológico- que no contienen alcohol, que obviamente hay que evitar en las membranas mucosas inflamadas.

Terapia médica, local (cremas) y sistémica

Los medicamentos que se utilizan comúnmente son diversas combinaciones de medicamentos venotropicos (flavonoides, diosmina), medicamentos antiedema (heparinoides) y medicamentos antiinflamatorios (AINES).

La eficacia puede ser notable en la reducción de los síntomas de la fase aguda, reduciendo en gran medida el cuadro inflamatorio agudo. Inevitablemente, no cabe esperar un resultado mínimo en el prolapso, ya que éste se debe principalmente al deficiente apoyo del tejido conectivo de los nódulos hemorroidales.

A nivel local, estas sustancias suelen asociarse con anestésicos locales (lidocaína), que tienen el indudable efecto de reducir el síntoma del dolor, y con la cortisona, que tiene una fuerte acción antiedematosa y antiinflamatoria local.
El problema de estos preparados es que, en tratamientos prolongados, pueden provocar daños (distrofia) en la piel o sobreinfecciones fúngicas especialmente molestas.

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