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Trastornos alimentarios y sueño: ¿cuál es su relación?

Los trastornos alimentarios relacionados con el sueño, como el Síndrome de Alimentación Nocturna (NES, por sus siglas en inglés) y el Trastorno de Alimentación Relacionado con el Sueño (TARS), son condiciones que pueden afectar tanto la salud física como mental de las personas que los padecen.

Según el CDC, estas alteraciones están relacionadas con patrones de alimentación atípicos durante la noche y suelen estar asociadas con otros trastornos del sueño o de salud mental. Además, pueden llevar a un aumento de peso y otras complicaciones de salud si no se tratan adecuadamente.

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El TARS se caracteriza por episodios en los que las personas comen durante la noche sin recordar haberlo hecho, a menudo consumiendo alimentos que normalmente evitarían o incluso sustancias peligrosas. Este comportamiento puede resultar en accidentes mientras caminan dormidos, falta de apetito por la mañana, fatiga diurna y aumento de peso. Suele presentarse en combinación con otros trastornos del sueño, como el sonambulismo, el síndrome de piernas inquietas, la apnea obstructiva del sueño o la narcolepsia.

Por otro lado, la NES se manifiesta como un deseo de comer al despertar durante la noche o entre la cena y la hora de acostarse. Tienden a consumir la mayoría de sus alimentos por la noche y creen que comer les ayuda a conciliar el sueño. Además, suelen experimentar depresión, baja calidad del sueño, falta de apetito por la mañana y aumento de peso. Este trastorno puede estar relacionado con afecciones como la obesidad, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o el trastorno por atracón, siendo el estrés un desencadenante común.

El tratamiento de estos trastornos alimentarios nocturnos varía según la condición. Para el TARS, las opciones incluyen ajustar medicamentos que puedan estar exacerbando los síntomas, técnicas de manejo del estrés como la meditación y la respiración, medidas preventivas como cerrar la nevera o usar alarmas, mejorar la higiene del sueño, y en algunos casos, el uso de medicamentos como el topiramato. Para la NES, los tratamientos efectivos incluyen la terapia cognitivo-conductual, suplementos de melatonina, antidepresivos como los ISRS, y ejercicios de relajación.

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En el caso del trastorno por atracón, además de la terapia cognitivo-conductual y los ISRS, pueden usarse medicamentos como el topiramato y la lisdexanfetamina, así como llevar un diario para identificar los desencadenantes de los atracones.

¿Sabías qué…? Según una revisión de 2016, la NES es particularmente frecuente entre estudiantes universitarios, quienes a menudo enfrentan altos niveles de estrés y presión social.

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